martes, 24 de febrero de 2015

El pueblo que sobrevivió a una masacre amenizada con gaitas



 En este escrito se narra cómo en el departamento de Bolívar, en el caribe de Colombia hay un pueblo llamado el salado, el cual es torturado y amenazado por los paramilitares. Cuenta como este pueblo de no ser por la masacre que allí se realizó, jamás se hubieran enterado que aquel pueblo existe, mueren luego existen.


Habla sobre la vida de un campesino llamado José Manuel Montes, un sobreviviente de la masacre, el cual cuenta como fue la cruel matanza vivida en el pueblo, el día16 de febrero del año 2000; narraba las distintas maneras de asesinar a las personas del pueblo en la cancha del panteón como arrancándoles las orejas, degollándolos, puñales, violaban a la mujeres y con armas corto pulsante, a ritmo de gaitas y tambores. Para seguir con la matanza los paramilitares se inventaron un juego de azar perverso para prolongar la pesadilla, colocaron a los habitantes en filas y los contaban y el que quedara de número 30 “estiraba la pata”.

José Manuel Montes, el guía, muestra que años más tarde colocaron un monumento erigido en honor a las personas acribilladas, se levanta una enorme cruz de sementó, esta cruz indica al forastero donde se encuentra, esto marca el territorio del pueblo. Esto hace referencia como en las regiones olvidas de Colombia no son marcadas por límites geográficos, sino por la violencia, un país que solo reconoce al pueblo y sus habitantes cuando están enterrados y cuando hay un mayor número de muertos, de no ser por esto, muchas personas inclusive el estado no tendrían ni idea del pequeño pueblo salado, enmarcados por el olvido.

Esta masacre marco muchos a los habitantes del pueblo, que no podía oír la música por que la esquivaban como quien se aparta de un garrotazo. Todos los habitantes se marcharon del salado, no quedo ni la sombra. En noviembre del años 2002, Torres volvió al pueblo con un grupo de personas, al llegar se dieron cuenta de que estaba sumido en un boscaje de más d dos metros de alto. Las personas al ver el pueblo de esta manera, se encargaron de restaurarlo y en una semana ya se habían desecho de todos los insectos y los cuerpos, pero aun así el pueblo no volvió a ser el mismo.

 Los habitantes se marcharon del pueblo y 2 años más tarde regresaron y descubrieron que la mayor parte de la tierra donde sembraban ya tenían otros dueños, no había maestros ni médicos de planta y ni siquiera sacerdotes. Había muchas faltas de oportunidades para la gente pobre, lo único que hacían eran ilusionarlos y después les arrancaban las alas, pero pese a esto, se muestra como los guerrillero y paramilitares no eran los únicos que han atropellado a esta pobre gente.

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